martes, 3 de enero de 2012

Nuestro planeta es un ser vivo



Late, tiene temperatura, vive y nos da vida.
Como un aparato circulatorio, el agua de los océanos da la vuelta al mundo cada cinco años.
La tierra es la piel del planeta, y su corazón es puro fuego.
Dentro de un ser tan inmenso, yo vendría a ser como un glóbulo rojo, flotando entre millones de glóbulos rojos.
Sin embargo, a veces, me creo tan importante, tan único, tan poderoso, que si no obtengo lo que quiero, me frustro, me enojo, me vuelvo intolerante…
Entonces me hace bien recordar que existir, sobre este mundo lleno de vida, ya es un hecho maravilloso para estar agradecido. Y por otro lado que mi voluntad es limitada, puedo intentar, planear, tratar, pero el resultado no es sólo mi decisión. Claro que si no hago nada, es muy probable que nada suceda. Pero una vez que intenté, que hice mi parte, solo me queda soltar, confiar, relajarme.
Mi decisión, mi voluntad son pequeñas partículas dentro de la voluntad de la vida,
de la existencia.

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